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Tras la tragedia de El Paso, una visa podría traer esperanza a los sobrevivientes

Un memorial improvisado para las víctimas del tiroteo del 3 de agosto de 2019 afuera de Walmart en El Paso, Texas
Stella M Chávez
/
KERA News
Un memorial improvisado para las víctimas del tiroteo del 3 de agosto de 2019 afuera de Walmart en El Paso, Texas"

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El 3 de agosto de 2019, un tirador mató a 22 personas e hirió a más de una veintena en un Walmart en El Paso, Texas. Ese día, esa comunidad cambió para siempre. El tiroteo en El Paso fue el mayor ataque contra la comunidad latina en la historia reciente de EE.UU.

Pero mientras algunos sobrevivientes procesan el horror que vivieron, surge cierta esperanza: Aquellos que no son residentes podrían solicitar una visa especial diseñada para proteger a las víctimas de crímenes.

El Congreso aprobó este permiso, conocido como visa U, “para las víctimas de ciertos crímenes, que han sufrido abuso físico o mental y brindan ayuda a las agencias de orden público y oficiales gubernamentales en la investigación o prosecución de actividades criminales”.

El objetivo de la visa es ayudar a que las víctimas se sientan protegidas y puedan colaborar con las autoridades. “Le da a la gente la oportunidad de tener una voz que de otro modo no se atreverían a usar por culpa de posibles represalias o de una posible deportación”, dijo Pamela Muñoz, abogada de inmigración en El Paso.

“Sin importar tu origen, o tu color de piel, o si hablas inglés o español, fuiste una víctima y, como víctima, en los Estados Unidos tienes derechos”, dijo Christina Garcia, directora del Programa para Víctimas de Crímenes del Centro de apoyo al inmigrante Las Américas, una organización sin fines de lucro en El Paso.

Alison Kamhi, abogada de derecho migratorio con la organización sin fines de lucro Centro de Recursos Legales para Inmigrantes, explicó en inglés que estas visas cubren distintos tipos de crímenes violentos, “desde violación a violencia doméstica, delitos de lesiones, asesinato y una variedad amplísima de otros crímenes”.

“Que El Paso sea una comunidad con una gran población de inmigrantes, pero también un gran número de familias con distintas situaciones migratorias —en la que algunos miembros pueden ser residentes o ciudadanos y otros no tener nada— da a entender que habrá personas que pueden solicitar la visa” dijo en inglés Muñoz, quien tras el tiroteo ofreció sus servicios como abogada a las víctimas.

De hecho, algunos abogados de inmigración locales se dieron cuenta de que probablemente habían víctimas con distintas situaciones migratorias o con tarjetas de cruce fronterizo, y algunas podían solicitar la visa U.

El inicio de un proceso largo

Las víctimas de un crimen enfrentan un proceso largo y burocrático cuando piden la visa U.

“Es muy difícil”, dijo en inglés Christina Garcia, del Centro de apoyo al inmigrante Las Américas. “Es un proceso realmente largo y muy tedioso porque todo el peso de la carga de la prueba recae sobre el solicitante. E incluso cuando la persona dice: ‘Yo estuve allí, viví un trauma sicológico y estoy sufriendo’, eso no garantiza que [el Servicio de Ciudadanía e Inmigración —USCIS, por sus siglas en inglés—] vaya a conceder la visa”.

Lo primero que tiene que hacer el solicitante es obtener un documento que certifique que ha sido víctima de un crimen, pero también que puede colaborar con la investigación.

Marta tardó meses en conseguir ese documento.

Marta era una de las trabajadoras del festival de música Route 91 Harvest, en Las Vegas, el 1 de octubre de 2017. Desde su habitación en un hotel cercano, un hombre abrió fuego contra los asistentes del festival, mató a 58 personas y dejó centenares de heridos. Hasta la fecha, sigue siendo el tiroteo más mortífero de la historia reciente estadounidense.

“Me tocó vivirlo en carne propia, me tocó verlo con mis ojos”, recordó Marta. “Tropezarme con heridos, con muertos. Correr para allá, para acá, [porque] no hallabas para dónde salir. No había salida”.

Para proteger su identidad, solo se usa el nombre de Marta en esta nota.

Leo Murrieta, director de la organización sin fines de lucro Make The Road Nevada, dijo que había “más de 120 empleados indocumentados trabajando en el festival”. Marta era uno de ellos.

De esos trabajadores, muchos ya han iniciado sus trámites para solicitar la visa U.

“Esta gente sufrió el tiroteo, sobrevivió como cualquier otra persona”, dijo en inglés Murrieta. “Hay historias de personas, algunas indocumentadas, que salvaron las vidas de otras personas arrastrándolas hasta que estuviesen a salvo, apartándolas de las balas y arriesgando sus vidas para ayudar a otros”.

La organización de la que forma parte Murrieta, Make The Road Nevada, ayudó a más de 70 indocumentados que sobrevivieron al tiroteo.

Después de meses esperando su certificación, Marta y otros sobrevivientes estaban desesperados, dijo Marta. Así que decidió contactar a Murrieta.

Pasado el tiempo, y tras reunirse con el sheriff del condado de Clark, Joe Lombardo, las víctimas empezaron a recibir el documento que necesitaban para iniciar el trámite de la visa. Marta sintió por fin que la visa U podía hacerse realidad.

“Le di gracias a Dios”, recordó Marta, “porque dije: Sí, esto sí es una realidad que se va a dar, que después de todo esto feo que pasó, de esta tragedia, va a salir algo bueno”.

Pero la certificación era solo el comienzo del proceso.

Miles de visas pendientes

El siguiente paso es enviar el certificado, el resto de documentos y esperar a que se tome una decisión. El proceso es largo.

El número de visas U que se pueden aprobar anualmente está limitado a 10,000.

El número de casos de visa U sin resolver ha pasado 11,740 a más de 140,000 desde el año fiscal 2009 hasta marzo 2019.
Credit Luis Melgar / Guns & America
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Guns & America
El número de casos de visa U sin resolver ha pasado 11,740 a más de 140,000 desde el año fiscal 2009 hasta marzo 2019.

Desde 2015, USCIS ha recibido anualmente más de 30,000 solicitudes de visa U. A eso se suman las 20,000 solicitudes para familiares de las víctimas, que se aprueban después que la solicitud de la víctima.

En el caso de un solicitante califique para la visa, pero el límite de 10,000 visas ya se haya superado ese año, la víctima recibe una aprobación condicional junto con un permiso de empleo para trabajar legalmente en los Estados Unidos. Quienes reciben la aprobación condicional pasan a una lista de espera.

En marzo de 2019, había 141,803 personas esperando a que se resolvieran sus casos.

Desde el años fiscal 2009 a 2019, el número de solicitudes de la visa para víctimas de crímenes pasó de 6,850 a 34,697.
Credit Luis Melgar / Guns & America
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Guns & America
Desde el años fiscal 2009 a 2019, el número de solicitudes de la visa para víctimas de crímenes pasó de 6,850 a 34,697.

En promedio, el tiempo entre que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración recibe el caso y decide es de cuatro años, según el sitio web de la agencia.

Pero esos tiempos pueden cambiar.

Christina Garcia explicó en inglés que USCIS puede solicitar más información durante ese tiempo. Pueden solicitar más pruebas sobre el impacto que el crimen tuvo en el solicitante o pedir “más información sobre el historial migratorio [del solicitante] o tu historial de vida en Estados Unidos’.

La decisión sobre un caso de visa U puede tomar años.

A la ansiedad de la espera se le suma el riesgo de la deportación. Antes de que un caso se apruebe temporalmente, la víctima sigue bajo la amenaza de ser expulsado del país. Además, desde el 2 de agosto de 2019, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) no necesita consultar con USCIS cuando esté evaluando deportar a una persona que haya solicitado la visa U.

Como consecuencia de esa decisión, a algunos abogados les preocupa que haya víctimas que no se atrevan a presentarse ante la justicia.

Al final, para aquellos que superan el proceso y reciben la visa U, se abre la posibilidad de solicitar la residencia permanente.

Pensar en el futuro

Los abogados en El Paso dicen que solo unas pocas víctimas han mostrado interés por la visa U, pero esperan que eso cambie en las próximas semanas.

Christina Garcia, del Centro de apoyo al inmigrante Las Américas, dice que, por ahora, las víctimas están centradas en resolver cuestiones más urgentes y siguen procesando el trauma provocado por el tiroteo.

“No estoy segura de que hayan tenido tiempo para procesar lo que sucedió, para sentarse y pensar: Vale, ahora qué tengo que hacer para asegurarme de que estoy protegida y de que no estoy expuesta a ningún peligro físico o sicológico; pero, además, que [no] estoy en peligro de deportación”, dijo Garcia en inglés.

Rubén Reyes, un abogado de inmigración originario de El Paso, regresó desde Arizona a su ciudad natal para ayudar a algunos de los sobrevivientes.

“Lo que necesitaban era mucho apoyo para cosas cotidianas, conseguir un sitio donde quedarse, dónde vivir, quién se va a hacer cargo de los niños. Ese tipo de preocupaciones”, dijo Reyes en inglés.

Reyes ya está de vuelta en Arizona, pero quiere ayudar a las víctimas de El Paso cuando estén listos para solicitar la visa U. Quiere que piensen en su futuro “porque el mañana va a llegar. [La cuestión] es si llega o no con un beneficio”.

Casi dos años tras el tiroteo en Las Vegas, Marta contó que el sonido de una ambulancia o de la policía al pasar puede transportarla a ese día. Aún así, se siente mejor.

Su doctor ya no le receta las pastillas que le ayudaban a dormir desde el tiroteo y tiene la esperanza de poder vivir legalmente en EE.UU. en el futuro. Ya tiene planes por si recibe la visa U: viajar de vuelta a su país en Centroamérica a visitar a su familia y a su padre, a los que vio por última vez hace 16 años.

“Ya voy a ir metiendo al cochinito algo para cuando ya se llegue esa fecha y ya tener para el vuelo”.

Luis Melgar es un periodista de datos para Guns & America. Mallory Falk es reportera para KERA en El Paso, Texas. Natalie Delgadillo colaboró con la edición de la historia.

Guns & America es un proyecto colaborativo de la radio pública que reporta sobre el rol de las armas en Estados Unidos.

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