El centro de socorro por el huracán, de Hartford, era donde los evacuados de Puerto Rico podían ir para buscar ayuda: ayuda para conseguir vivienda, trabajos, ropa de invierno; cualquier suministro o servicio que necesitaran para recomenzar sus vidas en Connecticut.
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El centro cerró la semana pasada y, para celebrar su trabajo, el personal hizo una cena con música y comida tradicional puertorriqueña Tocó una banda en vivo y algunos voluntarios sirvieron un plato caliente de pollo horneado y arroz con guisantes.
Juan Carlos Rodríguez se reunió con docenas de otros evacuados en la cena para expresar su gratitud.
Hablando a través de un traductor, Rodríguez dijo que fue gracias al centro que fue capaz de salir adelante luego de reubicarse aquí desde Puerto Rico, solo.
Él tiene 23 años y vino con mucha ansiedad respecto a la mudanza. Con ayuda del centro de socorro, pudo encontrar un trabajo en Home Goods, y aparte, ha estado conduciendo para Uber. Ahora que su vida está enrumbada de nuevo, tiene pensado aprender inglés, obtener un título de maestría y solicitar ingreso en la academia de policía.
Aura Alvarado ayudó a dirigir el centro de socorro. Ella dijo que aún hay mucha necesidad; más de 20 familias fueron (al centro) esa semana.
"Esto no ha terminado. Esta crisis no ha terminado," dijo Alvarado. "Particularmente la isla de Puerto Rico no está mejorando nada. Así que si las cosas no continúan mejorando, las personas se irán y vendrá a Connecticut."
Alvarado dijo que el centro estaba pensado como un programa temporal dirigido por varias organizaciones sin fines de lucro y por el Consejo Educativo de la Región Capital, una organización educativa regional que tenía algo de espacio en una antigua escuela. Pero su arrendamiento del edificio terminó en febrero y costaría $30.000 al mes seguir alquilándolo, dinero que no tienen.
"Creo que todos quisiéramos poder mantenerlo abierto por un largo tiempo; aún hay familias llegando," dijo Alvarado.
Ahora que el centro está cerrado, los recién llegados serán enviados directamente a las organizaciones sin fines de lucro que pueden ayudar. Pero para muchos evacuados, el edificio también servía de base central en la que podían encontrar apoyo emocional y una comida caliente.
Emilio Camacho, de 80 años, recientemente encontró un apartamento en Hartford luego de reubicarse desde Puerto Rico con su esposa.
Pero antes de eso, vivían en un hotel, donde el único alimento proporcionado era un pequeño desayuno. Él dice que gracias a la comida que el centro les daba, él y su esposa aún están vivos.
Y ahora, después de vivir las secuelas del huracán los últimos seis meses, Camacho dice que es feliz, porque finalmente se están estableciendo.
Esta historia es parte de “The Island Next Door,” el proyecto de información de WNPR sobre Puerto Rico y Connecticut, después del Huracán María.